Pasan
los tiempos y los métodos políticos siguen siendo los mismos. Los criterios de
Aristóteles, Sócrates y Platón continúan vigentes; sin embargo, ¿Qué hace el
hombre de este tiempo? Poco escudriña en estos conceptos.
Para
Alfredo Zabala, política significa: Preceptos libertarios que dan lumbre a
ideas que están por encima de poderes megalómanos, que desnudan intereses
ocultos y tiránicos.
Cuando
Dios creó el mundo lo hizo con una dualidad necesaria para la convivencia absoluta. La noche tiene
su día o el día tiene su noche; esto depende del punto de vista de cada quien,
eso es ambivalente como también lo es este texto. En el manejo de la política
democrática sucede lo mismo. Aristóteles, el gran pensador griego, planteaba en
sus distintas tesis políticas formas de gobierno puras e impuras, que son las
deformaciones de las formas puras, según el interés de uno o muchos.
Consideraban gobiernos puros a: La monarquía, gobierno de un solo individuo. La
aristocracia, gobierno de una minoría conformada por hombres de bien y, la
república, gobierno de la mayoría. Dentro de la forma impura consideraban: A la
tiranía, la cual se basa en intereses personales de un monarca. La oligarquía,
que tiene como fin el bien personal de los ricos y, la demagogia, que tiene como
fin el engaño en hacer creer que se persigue el bien particular de los pobres.
La
pulga de mar (Talitrussaltator) es un crustáceo anfípodo de pequeño tamaño,
abundante en la zona intermareal de las playas de la Península Ibérica. La
hembra se caracteriza por ingerir a sus propias crías para que se alimenten con
su propio cuerpo. Coloco como ejemplo la pulga de mar, porque en países
latinoamericanos está surgiendo un hibrido político endemoniado que vive
parasitariamente de la democracia. No sé como lo llamaría Aristóteles... este
tipo de gobierno tiene su origen en la democracia, llega al poder a través de
los votos y ésto gracias a un verbo tosco y estercolero que condena a la
monarquía, convirtiéndose así en tiranía.
Fustiga a la aristocracia y se prostituye como oligarquía de Estado y
luego con su verbo demagogo acaba con la
república.
La
pulga de mar ingiere su cría para que se alimente con su cuerpo y es lógico que
esta benévola madre, se inmole para dar
vida. Algo parecido ocurre con la madre república, da vida en su seno a este
hibrido político, para luego perecer devorada por su propio engendro.
Por
naturaleza hay hombres que nacen para la libertad y otros para la esclavitud,
la libertad es el bien y la esclavitud el mal. Al leer este texto es oportuno
hacernos una pregunta ¿Para quién trabaja mi conciencia? Quien filosofa sobre
libertad muy difícil será verlo arando en espinoso huerto de un feudal.
Somos
seres sociales e instintivamente nos involucramos políticamente y gracias a la
palabra, podemos diferenciar lo que es bueno o malo. Esto gracias al libre
albedrio que llevamos esbozado en el alma. El alma no puede ni debe doblegarse,
es sólo el espíritu quien se doblega para hacer del hombre, un animal
domesticado por el látigo lacerante de los tiranos.
¿Dónde
comienzan los derechos de los hombres y cuándo terminan? El llanto infantil es
el primer derecho que tiene el hombre y lo utiliza para exigir atención
maternal, este mismo sentimiento se prolonga en el tiempo para reclamar ser
amamantado por los senos de la libertad. No con esto se quiere decir que los
hijos son los esclavos de los padres o viceversa. Antes de ser padre primero se
fue hijo. Diría que la libertad es algo recurrente, pero no se puede detener
porque en ese mismo instante principia la esclavitud.
La
justicia rige la sociedad, por tal ha de estar por encima del hombre y no el
hombre por encima de ella. Claro está, esto es solo posible en los gobiernos
democráticos. En los regímenes autoritarios ocurre lo contrario, los gobernantes
creen estar por encima de la justicia y esto se debe a que este nuevo hibrido
político tiene en su esencia mucho de monarquía y lo monárquico en su
deformación es tiranía.
Donde
se perpetúa el invierno se enloda el huerto y por consiguiente no florece el
cultivo. Donde el sol es constante e inclemente, la tierra se agrieta y el
polvo forma una figura fantasmal de desolación. Así pasa con los gobiernos
dictatoriales. El poder se personifica en un entronizado que destruye su propia
patria. Tanto tiempo en el poder descompone la fibra mental de los gobernantes,
desterrando la inteligencia progresista de su cerebro. La adulancia de sus
acólitos y la ignorancia servil de sus ministros, lo convierte en un monstruo
de mil cabezas, que se desvela buscando a quienes tienen la osadía de
desenvainar la espada que corta las cadenas que sujetan a la democracia.
El
deporte ha dado infinidades de atletas superdotados, pero en corto tiempo sus
condiciones físicas menguan y los registros que dejaron marcados en el pergamino
pronto son superados por otros deportistas. Igualmente debe ser con los
gobernantes; el poder político es un derecho inalienable de todo ciudadano. En
la historia hay ejemplos de gobernantes democráticos que han dejado huellas
indelebles y esto gracias a los laureles progresistas de su gestión.
Platón
hablaba en sus tratados políticos de dos constituciones,....“La pura y la
impura. Las puras: son las hechas en
vista del interés general, son puras porque practican rigurosamente la
justicia. Las impuras: sólo tienen en
cuenta el interés personal de los gobernantes, no son más que una corrupción de
las buenas constituciones, están viciadas”.
Estados
Unidos de Norteamérica, la súper nación del mundo, sólo ha contado con una Constitución
conformada por siete artículos y muy pocas enmiendas. Allí sus gobernantes tienen un periodo de
cuatro años con derecho a reelegirse únicamente por cuatro años más. Esto se
llama alternabilidad y la alternabilidad es la regla de oro de la democracia.
No puede decirse lo mismo de los gobiernos despóticos, autócratas,
dictatoriales, tiránicos y comunistas, que sólo buscan la perpetuidad en el
poder para detener los pasos progresistas de sus pueblos sumiéndolos en una
sociedad de iletrados.
En
la tiranía, la constitución es impura y los legisladores, legislan para un amo.
Según Aristóteles “el hombre se corrompe ante el atractivo del instinto y las
pasiones del corazón cuando se encuentra en el poder. La ley, en cambio, es
inteligencia sin ciegas pasiones”
Hay gobernantes que nacen de la democracia y
profesan una revolución utópica que ha sido prostituida para ejercer la
dictadura. ¿Cómo logran estos seres tales hazañas? Taladrando la fibra
emocional de aquellos que no han sido favorecidos con las bondades de la
democracia y a éstos es fácil ofertar la igualdad del hombre, el
enriquecimiento fácil y rápido, para luego provocar una sequia en sus represas
mentales para que de ellas desaparezca la luz de la inteligencia, mientras sus gobernantes se convierten en los aristócratas incultos, y esto no es otra cosa
que una Oligarquía de Estado. Ellos,
son los liberticidas de la democracia de Latinoamérica.
Son
muchas las expropiaciones y confiscaciones de estos autócratas, la peor de
todas es la del libre pensamiento. Los próceres son atormentados a cada
instante por el verbo patriotero de estos gobernantes. Sus proclamas son guerra
y muerte, pero en el fondo estos esbirros de la democracia son seres cobardes. Tenemos el ejemplo de
Adolfo Hitler, prefirió quitarse la vida antes de enfrentar a la justicia.
Latinoamérica cuenta con unos cuantos de estos cobardes.
La
inacción es propia de los seguidores de estos tiranos, para ellos es más
fácil rendirse a la esclavitud de una
vida insípida, que luchar por la libertad. Mientras que estos seres tienen los
oídos plétoras de falsas promesas, los adversarios de la tiranía, luchan por la
libertad. La conculcación de la libertad
es continua y amparada por el servilismo de las instituciones del Estado. La
inanición de estos regímenes empieza cuando los pueblos se unen. No hay
exculpación frente a los atropellos a la libertad. La bonhomía
es propia de hombres que nacieron por y para la libertad y son incólumes
frente al látigo que somete al débil. No olvidemos que este nuevo hibrido
político le tiene aversión a la democracia. Ellos, son la cría del
Talitrussaltator o la pulga de mar. Sólo los preclaros no son atrapados por tan
macabro proceso parasitario.
Aristóteles,
Platón y Sócrates, estarían de acuerdo en la denominación con que me permito
calificar a este hibrido político: TalitrusSaltator Latinoamericano. Por
nuestra parte, debemos enfrascarnos en la lucha de las ideas para acabar con
esta excrecencia que se está formando en la faz de la democracia de nuestro
continente. Sólo quien tiene estirpe de esclavo, se adormece en su seno
diabólico.
“La
democracia es una nube preñada de libertad, quien la añora se bañará con sus
aguas libertarias”. Alfredo Zabala.