viernes, 18 de diciembre de 2015

El inquebrantable poder ciudadano


Los sabios griegos conciben la política con la finalidad de que ésta se conectara  con la Democracia y así   transformarla en la fuerza renovadora de los tiempos, es por eso que no puede coexistir  Democracia sin políticos, ni políticos sin Democracia, ambas se retroalimentan en simbiosis perfecta. Sin embargo, su fuerza vital habita en el poder ciudadano, un poder históricamente subestimado y utilizado por quienes buscan en este maravilloso arte una herramienta para adquirir poder y grandes fortunas.  
Con el pasar del tiempo, los políticos, a través de la psicología social, pudieron darse cuenta, de que las multitudes podían conquistarse monopolizando discursos altamente emotivos y de ligera digestión.  Comenzaron por trabajar una personalidad locuazmente carismática, ocurrente, pero con poco contenido social; es decir, una figura apoyada en la demagogia populista, que vendría a tergiversar las luces de tan maravilloso arte. En la actualidad, no es tan fácil engañar al electorado, no obstante, muchos han creído en promesas servidas en vajillas de porcelana, que luego resultan ser un fraude. Mezclar jocosidad con odio, en una especie de coctel  narcotizante que influye en la conducta de millones de personas, desde ese estado mental es imposible comportarse con sabiduría, como corresponde a un  pueblo inteligente. Un sabio debe ser respetuoso a las leyes e irreverente a normativas impuestas,  cuando éste toma una decisión, siempre se asegura que sea la correcta, a fin de  no verse obligado a rectificar.
Tanto política, como Democracia, han tenido que pugnar con el temible poder militar,  éste apoyado en la intimidación que ejerce sobre la ciudadanía, a causa del lícito monopolio que le otorga el Estado en el uso de sus  armas, algunos, desnaturalizando este derecho, han destruido los logros alcanzados por gobiernos demócratas. Es de hacer notar que,  en el  transcurso de la historia, también han formado  grandes alianzas con el poder político para desarrollar guerras, bien sea en defensa o no de su propio territorio.
En nuestra patria, los militares han tenido un papel preponderante en el mundo político, sus distintas dictaduras han sido piedras de tranca para el progreso, atacando con gran ferocidad a la intelectualidad, demostrando su naturaleza primitiva.
Ahora bien, muy poco se ha hablado del poder ciudadano, que al revelarse frente a la opresión termina por derrumbar hasta el más poderoso y temible de los imperios, la historia está repleta de esos ejemplos.
 El gran error de los tiranos, ha sido usar el poder para pretender arrinconar a los ciudadanos, tratándolos como a súbditos, sin capacidad de raciocinio.
El poder en manos de inescrupulosos iletrados, representa un grave peligro para la sociedad, éstos se transforman en una fuerza primitiva, cultivadora de odio y barbarie. 
El 6 de diciembre, los venezolanos dimos un gran ejemplo de gallarda civilidad, aun embravecidos por la escasez de alimentos y medicinas, aterrados por la guerra que nos declaró el hampa, en vez de usar la fuerza de los bárbaros para salir de esta hecatombe socialista, apelamos al voto, como la única herramienta lícita del poder ciudadano, siendo muy contundente el mensaje, dejando muy claro que como dignos hijos de esta patria, llevamos en nuestro ADN nacional la estirpe democrática que heredada de nuestros conspicuos e históricos líderes. De nada sirvieron los fusiles, el chantaje y la compra de conciencia, nuestra Libertad es irreversible.