viernes, 27 de abril de 2012

La teoría del caos, según mi filosofía (I)



Etiológicamente, ¿qué sabemos de la teoría del caos? Apartando su definición científica y enfocándola filosóficamente, serían muy vagos los conceptos  encontrados. Las teorías nos conducen a la búsqueda de una respuesta  exacta. La filosofía abre un abanico de opciones que parten de la imaginación, todas son muy respetadas. Podría decirse que el caos forma parte del ADN del hombre como algo patológico de su personalidad. El  caos provocado por la acción de la naturaleza, huracanes, terremotos, maremotos, erupciones volcánicas, etc., tienen una explicación científica, sin embargo, no lo podemos evitar, aunque si minimizar sus efectos devastadores. No así el caos o anarquía provocado por el hombre, éste es más letal y nace de un triángulo perverso. 1- Germina  en el pensamiento, allí va progresando hasta convertirse en una idea absoluta. 2- Se exterioriza a través de la acción. 3-  La excusa, el culpable no admite su responsabilidad en la generación de este tipo de caos. Quien alberga en su condición humana esencia tiránica, es seducido por el poder, no obstante para que  el tirano se pueda formar es necesaria la existencia de siervos y por muy devastadoras que sean las tiranías, jamás podrán desterrar la disidencia, ya que esta es parte de la libertad que habita en el alma. Ilustremos con el siguiente ejemplo: Si una fuerte brisa logra colarse en medio de enormes montañas, la lógica nos indica que ésta terminará sosegando su furia, no así la libertad, que aún constreñida jamás se extingue. La brisa fuera  de ese valle retoma su orden natural y las montañas por muy titánicas que sean siempre estarán allí, impávidas. La historia de la humanidad ha tenido la desgracia de contar con gobernantes que desde el poder han provocado el caos, con la premeditada intención de perpetuarse en el trono. Las estrategias han sido sencillas: primero se alojan en el sustrato más primitivo de un país, es decir, desde su naturaleza de pueblo sumiso. Sus seguidores son reducidos al status de pobladores obedientes, todo esto acompañado de un vendaval de promesas demagógicas. Este artilugio arbitrario causa un desequilibrio en la sociedad y el subconsciente entra en un estado de somnolencia, utilizan el mismo “opio” que tanto criticaron y al final llega el objetivo perseguido, la división del país sometido. Un poblador se conforma con dadivas, el ciudadano reclama sus derechos. El poblador se extasía con las glorias de los libertadores, un ciudadano va tras la modernidad. El poblador asume una actitud resignada, el ciudadano es irreverente y contestatario. Los pobladores se adormecen en la oscuridad, los ciudadanos exigen luz en la lobreguez. El poblador teme, admira y glorifica al verdugo; el ciudadano lo aborrece y enfrenta. El poblador es adoctrinado para la obediencia; el ciudadano cultiva su intelecto para la creatividad. Son muchas las diferencias que confrontan las sociedades para evolucionar de pueblo a nación…

 La vida es un breve viaje que nos interna por lugares donde la subjetividad  impone su ruta. Puede ser largo o corto,  todo depende de las cargas  que llevemos. Al final... un grito, una despedida, un tiempo perdido en la vanidad... y el olvido!!!