viernes, 30 de enero de 2015

Celibato eclesiástico ¿para qué?



Hablando un poco sobre  la naturaleza del humano, podríamos decir que su esencia predominante yace en la sexualidad y esta, subyace en lo más hondo de lo que denominamos cuerpo. El erotismo es una fuente energética que mal canalizada conduce a diversas perversiones, todas atadas a una misma patología; tales como, epicureísmo, ninfomanía, satiriasis, sadomasoquismo, etc. Los estudiosos de los conocimientos místicos entre ellos los gnósticos, reseñan que el mal llamado ser humano, goza de siete centros energéticos esparcidos por todo el cuerpo, uno de ellos está ubicado en las partes íntimas siendo el más poderoso de todos. La manera de canalizar correctamente estos centros energéticos, es precisamente con mucha espiritualidad, es allí donde las religiones juegan un papel muy importante. Cada corriente religiosa maneja una filosofía distinta, de cómo se debe alcanzar la maestría o elevación espiritual. La gnosis que es una filosofía de vida, basa sus dogmas en que el hombre para escalar la escalera que conduce a los altares de Dios, debe tener una pareja, con la cual emprendería dicho y fabuloso viaje. La iglesia católica, tiene como credo,  que sus representantes eclesiásticos deberían vivir en el celibato. Aquí se puede avizorar una craza incongruencia, ya que si nos internamos en la cosmología bíblica, podemos observar que más allá del cristianismo, Moisés, quien es considerado un gran maestro; tuvo muchas esposas y nadie lo tildo de semental. Siglos atrás, podemos apreciar que tanto en la cultura greca como la romana, lo que predominaba era una permisividad sexual, que concluía en depravaciones de todas índoles. Los primeros cristianos alejados de aquel hedonismo, eran más dado al celibato y a la virginidad, sin embargo, sus escritores defendían el matrimonio, arguyendo que había sido instituido por Dios y bendecido por la presencia de Cristo en las bodas de Cana, ellos alegaban que el matrimonio está por encima de la virginidad. Dicho todo esto,   me sumo a las cientos de voces que le piden al papa Francisco, que revise el celibato en sus representantes eclesiásticos. Dios extrajo a Eva de las costillas de Adán, con el fin de que estuviesen unidos por siempre, claro está que de inmediato surgió la primera infidelidad, una más fuerte que la marital, la traición hacia Dios, amparada en los deseos de la serpiente.  La fidelidad nupcial, no está en la bendición eclesiástica o la rúbrica sobre el papel legal, está es solo posible cuando honramos la unión con el respeto. La lealtad religiosa es otra cosa, para esta se necesita de una  supra conciencia, que desclave al hombre de los mercaderes del templo. El mercader más fuerte es precisamente la lujuria y este se hace más poderoso en la soltería. El matrimonio como sacramento aparece de forma expresa en la enseñanza de la Iglesia en el siglo XV y se introduce como signo de la unión de Cristo y de la Iglesia, entonces es de pensar que la santidad nada tiene que ver con el celibato, ni la mujer es símbolo de pecado, todo es cuestión de conciencia. Cristo y la iglesia jamás se podrán divorciar. 

jueves, 15 de enero de 2015

Adán y Eva, también eran felices y no lo sabían


Según el libro de Génesis de las Santas Escrituras, Adán y Eva, la pareja inicial e ideal, vivía en un mundo, que por ser diseñado por Dios, era perfecto. Abundancia de alimentos, paz y amor, solamente condicionados a vivir en sumisión  a los preceptos del Creador.
Todo marchaba según lo concebido, hasta que Eva fue tentada por una serpiente, que usando el encanto de su lenguaje, la convenció para que probara del único fruto prohibido para ellos, el árbol del conocimiento. Ésta “despertando” de su aparente ignorancia, decidió convencer a Adán para que se uniera a ella en su transgresión. Aquellos aparentes inofensivos mordiscos, acabarían con sus magníficos privilegios.
Dicha prohibición, no solo representaba una prueba de obediencia, sino la absoluta estupidez de quien posee todo lo necesario y lo juega al azar sin escuchar lo que dicta el sentido común.
Según este relato, podría decirse que aquella víbora, fue la oradora encargada de dictar el primer discurso demagógico de la historia, tan conciso y poderoso, que acabó con las bonanzas que ofrecía el  Edén, iniciando su periplo plagado de escasez.
Tres preguntas caben aquí. ¿Por qué Adán y Eva desobedecen? ¿No estaban conformes con lo que Dios les había dado? o simplemente ¿La soflama de aquel reptil insurrecto, fue tan  poderosa y seductora que no pudieron resistirse?
La sedición de Adán y Eva en contra de El Supremo, sentó un precedente en cuanto a la sumisión frente al mal; ya que desde ese instante, la víbora se adentró en las conciencias, para instaurar y perpetuar con su tiranía el odio; de aquel exquisito bocado, devino toda suerte de desgracias a la raza humana.
Aquella feliz pareja no se adaptó al mundo perfecto que nuestro Padre Eterno les ofrendó, por tal motivo, vivimos “cómodamente” dentro de una sociedad antagónica a la instaurada en el Edén.
Desde nuestro mundo desolado, la esperanza es parida con mucho dolor, plagada de incertidumbres, nos pasa a un lado, tácita y lacerada por el látigo de la tiranía. 
El conformismo se insertó en el ADN humano y aún más, en las personas comunes, que suelen ser felices dentro de sus carencias, bien sean materiales, sentimentales, éticas y/o morales,  sirviendo de alimento para  el despotismo. Está comprobado el poco valor que muchas personas dan a algunas prerrogativas, se han dado muchas facilidades para ubicar a individuos de clases sociales menos favorecidas, en hermosas urbanizaciones, con servicios públicos, ornatos y comodidades, que jamás pensaron lograr, la gran mayoría vende o cede sus privilegios y los pocos que logran quedarse, adaptan su entorno a  su anterior esquema de vida. Igualmente, se sabe de personas que han ganado inmensas sumas de dinero en juegos de azar, las cuales dilapidan en poco tiempo, para volver a su ambiente natural. 
A nivel macro, podemos hablar de países inmensamente ricos en recursos humanos y naturales, controlados por gobernantes incapaces, que han depauperado  su plataforma económica, social y moral, sumergiendo a sus conciudadanos en una monstruosa ruina.
Solo con una renovación de liderazgo, apuntalado en la preparación intelectual se puede dar el cambio positivo, erradicando  los viejos vicios que tanto daño han hecho.
Hagamos este sencillo ejercicio, si dos personas adultas se unen sentimentalmente, por lo general, sobreviven a otras relaciones y para que pueda afirmarse que esta pareja disfruta de una nueva relación, ambos deben haber dejado en el pasado los anteriores vicios o errores que marcaron el fracaso a la anterior, de no ser así, lo que se cambia es de pareja, no de relación. Lo mismo ocurre cuando hay un cambio de gobierno, la gestión realmente nueva,  es aquella que, partiendo del nivel de compromiso con que se asuma el reto de  reedificar un país devastado, aplicando políticas públicas renovadoras que catapulten al país y su sociedad hacia una nación de primer mundo.

En fin, al igual que nosotros, Adán y Eva también eran felices y no lo sabían.