Hablando un poco sobre
la naturaleza del humano, podríamos decir que su esencia predominante
yace en la sexualidad y esta, subyace en lo más hondo de lo que denominamos
cuerpo. El erotismo es una fuente energética que mal canalizada conduce a
diversas perversiones, todas atadas a una misma patología; tales como,
epicureísmo, ninfomanía, satiriasis, sadomasoquismo, etc. Los estudiosos de los
conocimientos místicos entre ellos los gnósticos, reseñan que el mal llamado
ser humano, goza de siete centros energéticos esparcidos por todo el cuerpo,
uno de ellos está ubicado en las partes íntimas siendo el más poderoso de
todos. La manera de canalizar correctamente estos centros energéticos, es
precisamente con mucha espiritualidad, es allí donde las religiones juegan un
papel muy importante. Cada corriente religiosa maneja una filosofía distinta,
de cómo se debe alcanzar la maestría o elevación espiritual. La gnosis que es
una filosofía de vida, basa sus dogmas en que el hombre para escalar la
escalera que conduce a los altares de Dios, debe tener una pareja, con la cual
emprendería dicho y fabuloso viaje. La iglesia católica, tiene como credo, que sus representantes eclesiásticos deberían
vivir en el celibato. Aquí se puede avizorar una craza incongruencia, ya que si
nos internamos en la cosmología bíblica, podemos observar que más allá del
cristianismo, Moisés, quien es considerado un gran maestro; tuvo muchas esposas
y nadie lo tildo de semental. Siglos atrás, podemos apreciar que tanto en la
cultura greca como la romana, lo que predominaba era una permisividad sexual,
que concluía en depravaciones de todas índoles. Los primeros cristianos
alejados de aquel hedonismo, eran más dado al celibato y a la virginidad, sin
embargo, sus escritores defendían el matrimonio, arguyendo que había sido
instituido por Dios y bendecido por la presencia de Cristo en las bodas de
Cana, ellos alegaban que el matrimonio está por encima de la virginidad. Dicho
todo esto, me sumo a las cientos de
voces que le piden al papa Francisco, que revise el celibato en sus
representantes eclesiásticos. Dios extrajo a Eva de las costillas de Adán, con
el fin de que estuviesen unidos por siempre, claro está que de inmediato surgió
la primera infidelidad, una más fuerte que la marital, la traición hacia Dios,
amparada en los deseos de la serpiente.
La fidelidad nupcial, no está en la bendición eclesiástica o la rúbrica
sobre el papel legal, está es solo posible cuando honramos la unión con el
respeto. La lealtad religiosa es otra cosa, para esta se necesita de una supra conciencia, que desclave al hombre de
los mercaderes del templo. El mercader más fuerte es precisamente la lujuria y
este se hace más poderoso en la soltería. El matrimonio como sacramento aparece
de forma expresa en la enseñanza de la Iglesia en el siglo XV y se introduce
como signo de la unión de Cristo y de la Iglesia, entonces es de pensar que la
santidad nada tiene que ver con el celibato, ni la mujer es símbolo de pecado,
todo es cuestión de conciencia. Cristo y la iglesia jamás se podrán divorciar.
viernes, 30 de enero de 2015
jueves, 15 de enero de 2015
Adán y Eva, también eran felices y no lo sabían
Según el libro de Génesis de las Santas Escrituras, Adán y Eva, la
pareja inicial e ideal, vivía en un mundo, que por ser diseñado por Dios, era
perfecto. Abundancia de alimentos, paz y amor, solamente condicionados a vivir
en sumisión a los preceptos del Creador.
Todo marchaba según lo concebido, hasta que Eva fue tentada por una
serpiente, que usando el encanto de su lenguaje, la convenció para que probara
del único fruto prohibido para ellos, el árbol del conocimiento. Ésta
“despertando” de su aparente ignorancia, decidió convencer a Adán para que se
uniera a ella en su transgresión. Aquellos aparentes inofensivos mordiscos,
acabarían con sus magníficos privilegios.
Dicha prohibición, no solo representaba una prueba de obediencia, sino
la absoluta estupidez de quien posee todo lo necesario y lo juega al azar sin
escuchar lo que dicta el sentido común.
Según este relato, podría decirse que aquella víbora, fue la oradora
encargada de dictar el primer discurso demagógico de la historia, tan conciso y
poderoso, que acabó con las bonanzas que ofrecía el Edén, iniciando su periplo plagado de
escasez.
Tres preguntas caben aquí. ¿Por qué Adán y Eva desobedecen? ¿No estaban
conformes con lo que Dios les había dado? o simplemente ¿La soflama de aquel
reptil insurrecto, fue tan poderosa y
seductora que no pudieron resistirse?
La sedición de Adán y Eva en contra de El Supremo, sentó un precedente
en cuanto a la sumisión frente al mal; ya que desde ese instante, la víbora se
adentró en las conciencias, para instaurar y perpetuar con su tiranía el odio;
de aquel exquisito bocado, devino toda suerte de desgracias a la raza humana.
Aquella feliz pareja no se adaptó al mundo perfecto que nuestro Padre
Eterno les ofrendó, por tal motivo, vivimos “cómodamente” dentro de una
sociedad antagónica a la instaurada en el Edén.
Desde nuestro mundo desolado, la esperanza es parida con mucho dolor,
plagada de incertidumbres, nos pasa a un lado, tácita y lacerada por el látigo
de la tiranía.
El conformismo se insertó en el ADN humano y aún más, en las personas
comunes, que suelen ser felices dentro de sus carencias, bien sean materiales,
sentimentales, éticas y/o morales,
sirviendo de alimento para el
despotismo. Está comprobado el poco valor que muchas personas dan a algunas
prerrogativas, se han dado muchas facilidades para ubicar a individuos de
clases sociales menos favorecidas, en hermosas urbanizaciones, con servicios
públicos, ornatos y comodidades, que jamás pensaron lograr, la gran mayoría
vende o cede sus privilegios y los pocos que logran quedarse, adaptan su
entorno a su anterior esquema de vida.
Igualmente, se sabe de personas que han ganado inmensas sumas de dinero en
juegos de azar, las cuales dilapidan en poco tiempo, para volver a su ambiente
natural.
A nivel macro, podemos hablar de países inmensamente ricos en recursos
humanos y naturales, controlados por gobernantes incapaces, que han
depauperado su plataforma económica,
social y moral, sumergiendo a sus conciudadanos en una monstruosa ruina.
Solo con una renovación de liderazgo, apuntalado en la preparación
intelectual se puede dar el cambio positivo, erradicando los viejos vicios que tanto daño han hecho.
Hagamos este sencillo ejercicio, si dos personas adultas se unen
sentimentalmente, por lo general, sobreviven a otras relaciones y para que
pueda afirmarse que esta pareja disfruta de una nueva relación, ambos deben
haber dejado en el pasado los anteriores vicios o errores que marcaron el
fracaso a la anterior, de no ser así, lo que se cambia es de pareja, no de
relación. Lo mismo ocurre cuando hay un cambio de gobierno, la gestión
realmente nueva, es aquella que,
partiendo del nivel de compromiso con que se asuma el reto de reedificar un país devastado, aplicando
políticas públicas renovadoras que catapulten al país y su sociedad hacia una
nación de primer mundo.
En fin, al
igual que nosotros, Adán y Eva también eran felices y no lo sabían.
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