jueves, 15 de enero de 2015

Adán y Eva, también eran felices y no lo sabían


Según el libro de Génesis de las Santas Escrituras, Adán y Eva, la pareja inicial e ideal, vivía en un mundo, que por ser diseñado por Dios, era perfecto. Abundancia de alimentos, paz y amor, solamente condicionados a vivir en sumisión  a los preceptos del Creador.
Todo marchaba según lo concebido, hasta que Eva fue tentada por una serpiente, que usando el encanto de su lenguaje, la convenció para que probara del único fruto prohibido para ellos, el árbol del conocimiento. Ésta “despertando” de su aparente ignorancia, decidió convencer a Adán para que se uniera a ella en su transgresión. Aquellos aparentes inofensivos mordiscos, acabarían con sus magníficos privilegios.
Dicha prohibición, no solo representaba una prueba de obediencia, sino la absoluta estupidez de quien posee todo lo necesario y lo juega al azar sin escuchar lo que dicta el sentido común.
Según este relato, podría decirse que aquella víbora, fue la oradora encargada de dictar el primer discurso demagógico de la historia, tan conciso y poderoso, que acabó con las bonanzas que ofrecía el  Edén, iniciando su periplo plagado de escasez.
Tres preguntas caben aquí. ¿Por qué Adán y Eva desobedecen? ¿No estaban conformes con lo que Dios les había dado? o simplemente ¿La soflama de aquel reptil insurrecto, fue tan  poderosa y seductora que no pudieron resistirse?
La sedición de Adán y Eva en contra de El Supremo, sentó un precedente en cuanto a la sumisión frente al mal; ya que desde ese instante, la víbora se adentró en las conciencias, para instaurar y perpetuar con su tiranía el odio; de aquel exquisito bocado, devino toda suerte de desgracias a la raza humana.
Aquella feliz pareja no se adaptó al mundo perfecto que nuestro Padre Eterno les ofrendó, por tal motivo, vivimos “cómodamente” dentro de una sociedad antagónica a la instaurada en el Edén.
Desde nuestro mundo desolado, la esperanza es parida con mucho dolor, plagada de incertidumbres, nos pasa a un lado, tácita y lacerada por el látigo de la tiranía. 
El conformismo se insertó en el ADN humano y aún más, en las personas comunes, que suelen ser felices dentro de sus carencias, bien sean materiales, sentimentales, éticas y/o morales,  sirviendo de alimento para  el despotismo. Está comprobado el poco valor que muchas personas dan a algunas prerrogativas, se han dado muchas facilidades para ubicar a individuos de clases sociales menos favorecidas, en hermosas urbanizaciones, con servicios públicos, ornatos y comodidades, que jamás pensaron lograr, la gran mayoría vende o cede sus privilegios y los pocos que logran quedarse, adaptan su entorno a  su anterior esquema de vida. Igualmente, se sabe de personas que han ganado inmensas sumas de dinero en juegos de azar, las cuales dilapidan en poco tiempo, para volver a su ambiente natural. 
A nivel macro, podemos hablar de países inmensamente ricos en recursos humanos y naturales, controlados por gobernantes incapaces, que han depauperado  su plataforma económica, social y moral, sumergiendo a sus conciudadanos en una monstruosa ruina.
Solo con una renovación de liderazgo, apuntalado en la preparación intelectual se puede dar el cambio positivo, erradicando  los viejos vicios que tanto daño han hecho.
Hagamos este sencillo ejercicio, si dos personas adultas se unen sentimentalmente, por lo general, sobreviven a otras relaciones y para que pueda afirmarse que esta pareja disfruta de una nueva relación, ambos deben haber dejado en el pasado los anteriores vicios o errores que marcaron el fracaso a la anterior, de no ser así, lo que se cambia es de pareja, no de relación. Lo mismo ocurre cuando hay un cambio de gobierno, la gestión realmente nueva,  es aquella que, partiendo del nivel de compromiso con que se asuma el reto de  reedificar un país devastado, aplicando políticas públicas renovadoras que catapulten al país y su sociedad hacia una nación de primer mundo.

En fin, al igual que nosotros, Adán y Eva también eran felices y no lo sabían.


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