domingo, 25 de octubre de 2015

San Joaquín: Identidad, Luchas, Libertad y Autonomía


San Joaquín atesora un rico acervo cultural que, con el pasar de los años, cual simiente esparcida en árido suelo, se ha desarraigado de la memoria. He aquí la importancia de desempolvar el olvido y pulir los recuerdos, para trasladarlo hasta el presente con la pulcritud que amerita; solo así sus pobladores podrían reenamorarse de la hermosa tierra que habitamos.
Como todo pueblo estaba destinado a la libertad plena; que lo encauzaría por el camino que lleva al desarrollo. Su identidad, comienza mucho antes del inicio de la guerra independentista,  en el año de 1795, de la mano de su fundador el padre José Damián Saubens, quien hombro a hombro con sus habitantes, luchó por su preservación ante la hambruna, terremotos, enfermedades y las devastadoras secuelas dejada por nuestra gran guerra.
 Aquel poblado de inmensos samanes, de cultivos de añil, café, caña de azúcar, del lago y sus impolutos oleajes y de cristalinos ríos y quebradas, tuvo una participación preponderante en la movilización independentista, ya que en 1816, se libró en su suelo, lo que más tarde fue denominado “El Combate de El Aguacate” cruento enfrentamiento en el cual se perdieran aproximadamente 200 valiosas vidas, ofrendadas a la libertad por nuestros héroes independistas.
Con el pasar de los años, muchos cultivos fueron desapareciendo de esta fértil tierra, como el añil, la caña, el aguacate, pero sobre todo, la siembra irreverente que nos legó en la conciencia el padre Saubens y sobre todo aquellos 200 hombres caídos en desigual combate. 
Pasaron los años y la vida de los sanjoaquineros continuó bajo una subjetiva libertad, ya que San Joaquín, por no tener carácter de municipio autónomo, dependía económicamente de las bondades que le otorgaba la vecina población de Guacara. Se agitó entonces, el ADN libertario que circula digno, por nuestras venas y se hizo imperiosa una  nueva rebelión emancipadora, pero con otra clase de armas: La Constitución y nuestras conciencias. Suceso que se inició en el año 1979, cuando los señores Antonio García, Braulio Ramos y Luis C. Rojas, conformaron el Primer Comité Pro Autonomía de San Joaquín, iniciándose así una incansable lucha, que perseveró casi cuatro años. Por dicho comité desfilaron muchas personas, unas entrando por un tiempo muy limitado, otras, sumándose a la causa ya casi al final, pero todas aportando ideas, recursos, apoyo moral etc., hasta la consecución,  el 25 de Octubre de 1983, del objetivo trazado por este nuevo cultivo de emancipadores municipales. Aunque en 1983, a esta noble y jovial población, le habían cortado el cordón umbilical que la mantenía unida al Municipio Guacara, su avance hacia el progreso continuaba con pasos lerdos, transcurriendo su historia totalmente divorciada del desarrollo, situación que cambiaría con la descentralización política lograda en 1989, a través del  voto directo, en nueva fiesta democrática se eligen los primeros gobernadores y alcaldes. Desde ese instante lazos progresistas, unirían  la alcaldía con el municipio,  matrimonio que duró pocos años. Tristemente el discurso populista, alejado de la prosperidad cívica, termina por adormecer el ímpetu batallador de los pueblos, dando como resultado, historias huecas sin luchas sociales.  
Partiendo desde mi deber moral, debo reconocer que tanto demagogia como fanatismo político, han formado en el San Joaquín del padre Saubens, una especie de logia, afortunadamente, cada vez con menos cófrades, que viven bajo el indignante “confort socialista”, que hoy ha puesto en manos de un extranjero los destinos de nuestro municipio; sin obviar, los grupos políticos que amparados en un esquema de “unidad” opositora personalista, también tienen una alta cuota de  responsabilidad en la entrega de nuestro municipio.
De nada  sirvió el esfuerzo de aquellos 200 guerreros que yacen en el campo Elíseo, (permítaseme el calificativo) El Aguacate,.
De estar vivos los pioneros de nuestra autonomía, Don Antonio García, Don Braulio Ramos y Don Luis C. Rojas ¿Cómo se sentirían frente a esta ignominia? Debido a una ceguera política y en claro antagonismo con las luchas libertarias, apostaron nuestro municipio en un juego que desmanteló años de trabajo y nos enfiló a los arcaicos tiempos de dominio por lo que tanto se peleamos. En las batallas religiosas, predomina  la constancia espiritual, teniendo como sus principales fortalezas la oración y la fe.
En las guerras militaristas, prevalece el dominio del hombre por el hombre, sin embargo, al final, son el honor y la valentía, los verdaderos héroes.
En las luchas políticas, lo sano es combatir con  las armas del ser inteligente, es decir, las ideas, en total concordancia con los preceptos constitucionales que garanticen los derechos ciudadanos.
Cuando el poder se centra en un individuo, éste, termina por socavar y aplastar la libertad de los pueblos.

Hoy, a 32 años de nuestra autonomía, nuevamente el centralismo, temible inquisidor de la Democracia, nos muestra sus temibles colmillos, estamos obligados a fortalecer nuestro ímpetu libertario y rescatar nuestro legado.

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