En Venezuela, nos hemos visto obligados a acarrear 17
años de odios, persecuciones, muertes, hambre, inmoralidad, corrupción, entre
muchos desmanes. Hecatombe sostenida por las profundas raíces enquistadas en un
hibrido ideológico mal llamado, Socialismo Humanista del siglo XXI, éste, no
solo destruyó nuestra economía, sino que
fulminó las neuronas, valores y principios de millones de venezolanos.
Otros, atrapados por el terror o la comodidad, se postraron ante el temible
poder.
En la homérica lucha que afronta el pueblo venezolano
para salir de esta oscura era, han surgidos hombres y mujeres, que demostrando
gran DIGNIDAD y VALOR, jamás han claudicado ante quienes, a punta de fusiles
han neutralizado a miles de hermanos.
Puntualmente, me referiré a un conciudadano ejemplar,
hijo legítimo de esta tierra, Leopoldo López, a dos años de su injusto
cautiverio. Este insigne venezolano comprendió que por muy cruel que se
presente una tiranía, jamás se debe acallar el verbo libertario, porque el
silencio fertiliza la sumisión y ésta desemboca en el oscuro pozo del miedo, el
más temible cancerbero impuesto por los tiranos a los cobardes.
Leopoldo López, con su acérrima e inquebrantable
vocación democrática, ha demostrado que su dignidad y moral, están al mismo
nivel de grandes líderes del mundo, tales como: el surafricano, Nelson Mandela
y el hindú Mahatma Gandy, su martirio político, sobrellevado con gallardía, nos
recuerda que la distancia entre la cárcel y el poder, se acorta cada día.
Leopoldo, al igual que Nelson Mandela, desde la
pequeña celda en donde confinaron su vida, ha podido volar a lugares donde
malévolos y cobardes jamás podrán llegar, muestra de ello, solo bastó un
llamado suyo para movilizar a casi un millón de personas.
En un país acorralado por el holodomor, la
delincuencia a todo nivel y la impunidad despiadada, este joven líder, alimenta
su alma con la esperanza de ver a su país libre de la tiranía.
Incontables son las personas que, muy lejos de los
barrotes, viven confinados a los peores calabozos de la vida, la ignorancia, el
hedonismo y el conformismo.
Hacer mutis ante opresoras amenazas, es una timorata
forma de ponerse del lado equivocado de la Historia.
Leopoldo López, ha demostrado que entre sus venas,
corre la estirpe de aquellos ilustres venezolanos, que se enfrentaron a las
temibles dictaduras de Juan Vicente Gómez y
Marcos Pérez Jiménez.
A dos años de su injusto encarcelamiento, nos envía un
claro mensaje, investidos del heroísmo patrio debemos asumir que llegó la hora
de sepultar la cobardía y despertar al valiente de su letargo, reconquistar
nuestra Democracia y execrar de nuestro mapa esta ineptocracia atrabiliaria.
Leopoldo, tus hermanos decimos presente, tu sacrifico
no será en vano.