El planeta, en su indetenible rotación lleva a la humanidad a
continuas evoluciones que conducen por caminos de la modernidad. No obstante, a
nivel global este avance no ha sido homogéneo; ya que hay naciones con un subdesarrollo
tan bárbaro, que aun en este naciente siglo mantiene una formación pueblerina.
Por otro lado, el hecho de que mucho se haya avanzado en busca de ese convivir
civilizado, en nada hemos progresado en el desprendimiento de nuestra esencia
primitiva. La ambición de adquirir poder
desmedido para someter la voluntad del otro, es una actitud primitiva.
El deseo de hacer el mal, el apetito por la criminalidad, en fin, son muchos
los indicativos viscerales que como indicativos dictan que la barbarie sigue
dominando lo humano. Muchas son las revoluciones citadas en la historia, no
obstante, pienso que solo tres han sostenidos y modernizados a esta
convulsionada existencia, ellas son, La espiritual, liderada por el maestro
Jesús, la cultural, que dio paso al renacimiento y la tecnológica, que es la
causante de esta modernidad que hoy estamos viviendo. La revolución espiritual
del maestro Jesús, a más de 2 mil años de su existencia, ha coexistido en
nuestra esencia de una manera muy sutil, diría, que necesita de una eclosión
que verdaderamente la remoce, esto requiere de una gran campaña en donde todas
las tendencias religiosas participen de manera mancomuna, ya que el humano cada
que pasa se aleja de su estirpe. Muy
distinto ha pasado con la revolución cultural, que al ser repetitiva dio paso a
las revoluciones tecnológicas. Hay un engendro derivado del concepto
revolucionario, como la que citan los gobernantes, con el fin de perpetuarse en
el poder. Las armas nada tienen que ver con las revoluciones, al contrario;
esta se define con involución, ya que su morada es el comunismo y esta a su
vez, es el núcleo de donde surge todo lo que tiene que ver con el primitivismo.
En nuestra Venezuela tenemos 15 años sufriendo de un hibrido denominado
revolución socialista del XXI, que antípoda… falla en el suministro eléctrico,
escasez de alimentos, falta de independencia en los poderes, corrupción
descomunal, criminalidad descomunal y como complemento, una fuerzas armadas que
arremete contra quienes protestan por una vida ajustada dentro de los conceptos
democráticos que dicta la constitución; todo esto, amparado por lo muy bien ha
denominado un gran amigo como indigencia mental. La ausencia de intelectualidad
en el individuo, es algo muy apetitoso para los gobernantes demagogos, ya que
allí, fácilmente recluta vasallos que los secunden, ya que de la frustración cognitiva, nace lo que he
denominado como intelectofobia, de este mal, sufre el régimen y sus seguidores,
muy al contrario los que adversamos a
este comunismo, que al ver a semejantes trogloditas, sufrimos de ignorantofia.
Los estudiantes están luchando para sacar a nuestro país de las rutas
montoneras. Hay que apoyarlos!!!
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